El interior de este centro diferencia claramente la zona de aulas y talleres de la zona de rehabilitación mediante unas circulaciones muy bien marcadas, a la vez que unifica todo el conjunto a través de unas dobles alturas al final de cada recorrido. La manzana se configura con unza zona deportiva cubierta, separada por un jardín de la edificación principal. Por esta obra, sus autores recibieron el premio Olaguibel de Arquitectura en 1985.